domingo, 16 de septiembre de 2012

palestinos y mayas guatemaltecos masacrados en septiembre

La matanza de Sabra y Chatila ejecutada en 1982, el día 16 de septiembre, ofrece cierto parecido con las  masacres en Nebaj, Quiché, un día antes, o sea 15 de septiembre, día oficial para la denominada independencia nacional de Guatemala.
Las similitudes percibidas desde que tuve noticia sobre aquellas atrocidades son mínimas pero evidentes: Tanto los palestinos como estos indígenas, eran poblaciones de mujeres y hombres indefensos, familias con numerosa niñez y ancianidad, asesinados en el acto.
El asesinato colectivo fue lo que en jerga se clasifica como operativo militar, cargada sobre civiles desarmados; una acción oficialmente autorizada, ordenada por jefes de gobierno. Así ocurrió en Líbano y Guatemala.
Dicho genocidio manchó de sangre las manos de cristianos asesinos, porque ambas masacres fueron efectuadas en nombre del cristianismo. Asiático o mesoamericano, pero que viva siempre  Cristo Rey, con sus respectivas falanges libanesas o guatemalecas.
Indígenas y palestinos, hasta donde se sabe, no eran culpables de nada. Aún así ya estaban sentenciados a morir por los propietarios de la ley de matar seres humanos.
Impunidad es el velo que disimula ambos hechos sangrientos del septiembre de 1982, tanto en Beirut como en Quiché. Obviamente lo de Sabra y Chatila obtuvo más repercusión internacional, mientras que los de esta etnia ixil-guatemalteca quedaron en la impunidad, el silencio  y el olvido.  Mejor dicho, nunca se reconoció públicamente el hecho criminal. No se habla de eso, menos en medios internacionales. Mejor dicho, aquí a veces  se habla  para negar tal masacre de lesa humanidad.  De esa  manera el presidente militar actual, quien quizás estuvo activo en Nebaj, está afirmando constantemente con  voz fuerte:  En Guatemala no hubo genocidio. Nuestro señor presidente cuando afirma, niega. En eso representa el vivo ejemplo de toda la historia nacional, incluida la cacareada independencia patria correspondiente al mes de septiembre del actual calendario gregoriano. 
Pero la similitud que más recuerdo de los dos genocidios es que fueron ordenadas por dos renombrados generales, ahora ya desahuciados por la decrepitud: Ariel Sharon y Efrain Ríos Montt. Uno general judío, cristianísimo el famoso general  Efrain. Seguramente ambos van camino al paraíso sin sufrir condenas en este mundo que además fue de ellos por su gran poder.
A saber si tendrá que ver con el asunto, pero aquí quedaron agencias israelíes de policía como vivo recuerdo de aquellos años de aldeas masacradas. No creo que estuvieran guatemaltecos aquel día de Sabra y Chatila, pero agentes de Israel todavía siguen prestando acá  sus buenos servicios en el secreto mundo de las armas.

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