Cinco haikus de Tomas Tranströmer
Versión castellana: Roberto Mascaró
Los pensamientos
en calma de mosaicos
en el palacio.
Un soplo duro
atraviesa la casa:
son los demonios.
Pinos rajados
en el mismo pantano.
Siempre y siempre.
Bosque asombroso:
Dios sin dinero vive.
Claras murallas.
Blanca y negra,
terca urraca, en zigzag
va por el campo.
El 6 de octubre le conceden su premio Nobel de literatura. Estaba entre los previsibles de Ladbrokes. Así fue como finalmente ganaron plata quienes apostaron al sueco. De aquí en adelante sólo el paso del tiempo tendrá la última palabra de cuanto perdurará Tomas Tranströmer (pronunciación aproximada: Tóumas Trasstráeme) en la memoria de los que gustan leer poemas. Poca gente, por cierto. Ojalá el porvenir sea benévolo para T.T. y todos los poetas del mundo, porque en ellos radica el tesoro escondido del lenguaje y nacen destinados para descubrirnos ese tesoro.
Valga reconocimiento al uruguayo Roberto Mascaró por sus espléndidas versiones al idioma castellano. De él son los haikus arriba copiados. Versiones me parece mejor dicho que traducción. Existen incontables traducciones hechas con ambos pies. La versión de Mascaró por supuesto que son traducciones desde el sueco original, más el estudio de ese idioma, más amoldar dos idiomas tan distantes, más la palabra poética del traductor. Total: un buen regalo para los lectores. Y no me refiero a esta mínima muestra con haikus de tradición lírica japonesa, pues Roberto ha traducido ó recreado casi toda la producción de Tomas. Lo ha venido haciendo desde 1988.
En cuánto al Nobel como premio literario siempre habrá mucha tela que cortar. Gustosamente me he acercado largos ratos a Wislawa Szymborska (premio 1996), especialmente J.M Coetzee (2003) Harold Pinter (2005), los demás se caen de mis manos y ojos, salvo algo de Dario Fo y V.S. Naipaul. Me he referido a premiaciones recientes relacionadas con la famosa casa Ladbrokes ; pobre de mí, sin tener noticia sobre semejantes apuestas, de lo cual me entero este año, pero nunca es demasiado tarde para entrar en juegos de azar.
Mientras el transcurso del tiempo decide acerca del valor sobre T.T. digo gracias al también sueco Igmar Bergman, poeta del cine. El lenguaje de la poesía llega más allá de las letras como en Gritos y susurros.
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