domingo, 28 de septiembre de 2014

Historia inconclusa sobre un coronel que invadió este país cumpliendo órdenes del presidente gringo



No he olvidado al  teniente coronel Carlos Castillo Armas, su breve paso por Sitalá y  esos aborrecidos  recuerdos  indudablemente me acompañarán hasta el final. 

Imposible borrar aquellas imágenes de gente abigarrada cargando fusiles, machetes, pistolas, pequeñas metralletas para eliminar al comunismo del malvado oso ruso gobernando en las sombras a nuestra querida Guatemala.
Un niño comunista en Sitalá te sonará como bobada rural para aquel caserío del siglo XVII poblado con mestizos medio pobres.Y esa marca imborrable me la gané por tener un padre que promovía la  reforma agraria. 
Mi padre no era campesino, pero estaba con ellos por el reparto de tierras. Quizá él sentía bien devolver tierras robadas a los  campesinos indios. Efectivamente son tierras arrebatadas desde la conquista española. 
Sin la menor duda suficiente comunismo había en un agrarista aun siendo evidente la necesidad de tal reforma que debía hacerse para evitar los males del futuro. 
Estamos en aquellos años cincuenta, tres millones de habitantes, tantos latifundios baldíos disponibles para campesinos sin tierra. Oportunidad hacia una reforma impostergable que los gringos echaron a perder cuando ordenaron al militar guatemalteco comandar aquel tropel de mercenarios desconocidos -aunque Marco Tulio Guerra Guzmán era paisano y lejano pariente- quienes  estuvieron un par de días en Sitalá asustando a la población ya de por sí temerosa a cualquier movimiento.  
Es fácil recomendar una memoria histórica y seguramente sea necesaria para registrar sucesos públicos, pero  difícil y doloroso regresar a un tiempo que marcó de mala manera una vida. 
Hablo de mí.
Quizá sea igual callar o contar lo ocurrido, reprimirme, pero como el pasado siempre retorna te estoy compartiendo estos atoramientos que desbordaron mi persona con  pasiones,  emoción, angustia,  ideas, además alguna acción propia como verás más adelante.
Acerca de la invasión "liberacionista" ya se ha escrito bastante y lo seguirán haciendo investigadores profesionales.
Te repito que me cuesta y seguirá costando mucho tratar sobre esto porque es asunto personal. Son mis experiencias, algo completamente vivido cuando  uno mira, escucha, palpa todo un mundo inesperado, incomprensible en la niñez y ahora hago  memoria para tratar de entender aquel momento oscuro.
Trato de revivir al niño de ocho años  en un pequeño pueblo de Guatemala, donde todos nos conocíamos hasta tener antiguos lazos de parentesco. Invade una tropa con acento extranjero e instantáneamente mi pequeño mundo estalló hecho pedazos, igual cosa iba a acontecer pocos días después en toda Guatemala.  Esta es quizá la imagen más fuerte que perdura hasta el día de hoy no solo en mi vida sino en la memoria colectiva. 

Campesinos siempre sin tierra, quince millones de habitantes, grande pobreza nacional, mundo globalizado del 2014  donde Xibaltepec es una pieza desmontable. 
Aquí no estoy contando nada entretenido, apenas tratando de balbucear que produjo en mi persona la invasión del teniente coronel a quien sus compañeros mercenarios asesinarían tres años después. 
Voy a contarles lo que presencié, por eso he puesto estas líneas como guía para volver al pasado y relatar sobre lo que fui testigo y lo que vino después y  lo poco que me propuse hacer para aliviar un gran malestar. 
Estoy convencido que lo ocurrido en Sitalá tuvo rápidas repercusiones en la vida de todos los guatemaltecos aunque no pueda probarlo. Con decirte que Castillo Armas zafó bulto en Sitalá y cuatro días más tarde ya era el señor presidente de Guatemala.
Voy a referirme únicamente a sucesos que presenció un niño archivando en su cerebro infantil el cambio que se producía, aquellos los perseguidos y sus perseguidores, nuevos amigos y enemigos, acomodamiento forzoso a  imprevistas circunstancias,  amenazas descaradas, complicidades complacientes, sencillamente estaba produciéndose a pequeña escala un crimen nacional que me tocó soportar.

Esos perseguidos tienen nombre y los mencionaré.
También los perseguidores.

Cómplices fueron curas católicos con sotana negra que recorrían sigilosamente en automovil  los veinte kilómetros idea y vuelta al santuario de Esquipulas para cumplir en Sitalá las consignas que el arzobispo Rossell mandaba ejecutar en nombre del capitán general del movimiento de liberación anticomunista, nada más y nada menos tal capitán era el mismísimo Cristo de Esquipulas.
Mujeres y hombres de la muy noble y muy leal villa de Sitalá también fueron   cómplices de la invasión, quisiera justificarlos por su ignorancia, brutalidad  y cobardía, pero de justificar se encargan otros, incluida la historia abstracta  o el simple olvido.

Para mi fue lo peor que pudo pasar en nuestra villa de Sitalá, recordada también por sus días felices de sol y lluvia.



lunes, 15 de septiembre de 2014

Criatura de maíz amasada por abuelos ancestrales ahora somos organismo modificado con arroz transgénico


Eso que usted ve a lo lejos, amigo, son cultivos de arroz secano, conocido  por sembrarse en estas tierras secas, tan faltas de lluvia, No le puedo contar mucho porque a nosotros simples jornaleros nos advirtieron los patronos quedarnos callados. Viendo su tanta curiosidad, amigo, cuando es hora del negocio le digo  viene un técnico con  semillas de arroz y envases  sin marca llenos con un líquido, potente herbicida hecho según ese técnico para lograr buenas cosechas, bajos costos, mejores  ganancias al patrono. Ya ve, no me pude quedar callado, ojalá usted guarde el secreto, sino a los dos nos pueden joder, más a mi que ni salario mínimo me pagan. 

Aunque un mapa no es el territorio, en alguna parte del mapa aquí encabezado estarán más de cien hectáreas de arroz transgénico avistados sobre aquel valle de matorrales en municipio guatemalteco perdido entre estrechas carreteras de tierra y polvo.   Lugar remoto ideal para hacer negocios turbios pues hasta ahí nunca ha llegado la ley del estado, sólo  la ley del más fuerte, dicho de paso es región con arcaicos y certeros pistoleros.
No recuerdo si le prometí al jornalero guardar secreto por su seguridad personal, sin embargo hoy es el momento para retomar mi apunte  de aquel año 2007 aumentado después con la consulta  a científicos gringos, quienes afortunadamente por correo respondieron tratarse del herbicida Liberty, producto comercial de la farmacéutica Bayer. 
Herbicida sumamente eficaz para destruir malezas y demás yerbas garantizándose una cosecha rentable de arroz secano transgénico, pero mantengan la oscuridad del punto aquí señalado en el mapa.  Siempre fuera de la ley porque se trata de arroz ilegal,  mejor dicho prohibido en aquellos países desarrollados donde ocurrió agravante hacia 2006 cuando tal agronegocio transnacional  perdió mil doscientos millones de dólares debido a que el  Liberty contaminó cereales tradicionales.
Inexplicablemente hay  varias dudas luego que el congreso nacional anuló la  ley Monsanto identificada así por el campesinado guatemalteco ,  incontables poblaciones rurales decididas a ejercer violencia  si los diputados persistían en sostener  el estado de derecho de su silenciosa ley Monsanto, a todas luces propiedad intelectual, copyright, derechos de autor y conexos, al final de cuentas viejo truco de norma para cumplir protocolos  colonialistas de libre comercio iniciados en Guatemala  desde nuestra viciada independencia de 1821. Tratados a montones uno tras otro, primero con ingleses, después franceses, belgas, alemanes hasta culminar actualmente con los  gringos donde precisamente tiene su matriz Monsanto. 
Leyes hechas en inglés o dialecto flamenco para ser traducidas al dialecto chapín  e inmediatamente publícarse  y cúmplase, firma el señor presidente.
Dicha  ley fue formalmente anulada aunque  riesgos e incertidumbre continuarán como muestra ese   arroz transgénico allá en Agua Blanca municipio fronterizo con la  república de El Salvador.
En aquel bochornoso 2007  periódicos nicaragüenses, dos de los cuales El nuevo diario y La jornada informaron de "arroz contaminado con la variedad transgénica LL601, no apta para el consumo humano producido por el gigante alemán Bayer", etiquetado comercialmente como Gallo Dorado proveniente de Guatemala.
 La gracia divina del mercado es desconocer fronteras, por ello traspasó sin hacer ruido  el grano que en Guatexibalbá consumimos corrientemente. Es nuestro banquete del libre mercado.
Resulta obvio preguntar si tendrá importancia anular una ley en Guatexibalbá porque hay algunas vigentes desde siglos: una ley prohibe amarrar bestias en postes frente al palacio de gobierno y las bestias entran diariamente a palacio para causar destrozos de todo tipo, entonces tenemos sobrados  motivos para seguir dudando del orden establecido .
Lo único indudable es que en Guatemala se disolvió la frontera entre lo legal versus ilegal, lícito opuesto ilícito, prohibido o permitido. Siempre estuvimos al filo de tal disolución, hasta puedo datarla hacia los años setentas con gobierno militar del  señor presidente general  Carlos Manuel Arana Osorio e hijos, uno de los cuales confesó públicamente haber obtenido millones de dólares empleando medios criminales. En casa pude escuchar esa confesión grabada por la fraternidad de hombres de negocios del evangelio completo, testimonio valioso sobre disolución de principios en la élite del poder. 
La cuestión del poder se reduce hoy día a cómo negociar entre socios criminales y honorables la parte que corresponde a cada quien en el poder mafioso guatemalteco. Ambos socios, ilícitos u oficiales, tienen más poder que las leyes o el papel higiénico constitucional de la república.
En tan propicias condiciones sí se puede producir coca transgénica, maíz, marihuana, arroz, algún frijol gigante para colmar la olla familiar, tabaco con humo de colores, etcétera, porque la ley es decorativa, ni siquiera estorba si existe. 
Ya lo expuse: En Guatemala los negocios del  dinero grande se arreglan al margen de la ley, mejor dicho, en los nichos de lo ilícito, donde no se rinden cuentas oficiales, pues son más importantes corporaciones Monsanto, McDonald's, Bayer, Syngenta, Novartis, DuPont Corporation, las cuales pueden pagar cualquier cantidad de dólares para ejecutar sus operaciones. Desde ese mundo ilegal con socios legales tienen hasta licencia para matar a quien se oponga. 
Mientras tanto uno sigue esperando que pongan algo, como esperando a Godot: "Producto agrícola fabricado sin ninguna garantía sobre la salud humana" Pendiente quedará advertirnos guardar cautela acerca de elementales dudas, riesgos e incertidumbre que pesan sobre los transgénicos. No dramaticemos pues de nada servirá, únicamente necesitamos  información científica en vez de publicidad. 
Usted tal vez quisiera saber cuanto sirvió la información proporcionada por los científicos gringos contactados. Le cuento que fui con mis  datos a la Unidad de Normas y Regulaciones del Ministerio de Agricultura de la República de Guatemala (Unidad responsable de aplicar la ley Monsanto) y el jefe Rodríguez, con esa mirada helada que tienen los jefes, me aclaró de una vez por todas: -No se puede hacer nada.




jueves, 4 de septiembre de 2014

yo el de entonces ahora no se quien soy

Don Nadie soy yo y  la cuestión es qué quiere decir eso del yo. La confusión quizá sea  falta de carácter o identidad personal, aún teniendo mi número de identificación oficial en orden correcto, lo cual apenas me libraría de alguna situación policíaca, ya bastante logro en Guatemala donde siempre ha sido así.
De todas maneras qué importa si tengo exceso del yo, carencia, egocentrismo, confundido, subestima. Sí me importa este sentimiento de incertidumbre explicable además por carecer de creencias. No creo en nada establecido para confiar. Hace ya buen tiempo abandoné al rebaño y su pastor; desde que derrumbaron la utopía inició lentamente mi descreimiento y un buen día desperté sin creer en nada ni nadie, sea dios, diablo u otra entidad del sistema. 
Quizá al final de cuentas aquella utopía me hizo daño por tratarse de algo demasiado potente, fascinante, inmensa utopía, bastaría con decirles era una totalidad conmigo. Después de perder todo  como puedo reponerlo. 
No vengan a recomendarme productos tecnológicos de última generación, ni asociarme a fundación de beneficencia, terapias de comportamiento, partido  neoliberal realmente existente derecha-izquierda-derecha intercambiables, liga de fútbol, chismes de celebridades o nuestros folclóricos sacrificios humanos. Así no vale. 
Antes sí pude cuando hubo aquel sueño  hacia un cambio de civilización, era como volar a vivir entre humanos la vida sencilla. Querer lo imposible es utopía.  

Hombres y mujeres necesitan trabajar poco porque necesitan pocas cosas. Para qué habitar grandes amontonamientos denominados ciudades. Nombre bonito para tanta fealdad como la ciudad de Guatemala.
Lo único que necesito es alegría, pero ella voló y se perdió a saber dónde junto a la utopía. Ahora el mercado me ofrece productos de moda, fisioterapias, psicoterapias  y religión reciclada, góndolas para consumo mediante tarjetas de crédito en bautizadas plazas comerciales. En la ciudad hay unos quinientos supermercados con anuncios multiservicio,  sin arquitectura ni arte ni hospitalidad, ni lugar donde sentarse sin pagar salvo escaleras eléctricas.
En ese moll, tamaño mole, sentiría estar metido en inmenso cajón con comida chatarra. Ni me reconocería, ese no soy yo, como mínimo seguramente no lo quiero.  Me gusta ser el lobo de la manada más que el hermano Asís, un lobo emponzoñado, rabioso, entrar a la ciudad mercado y morder hasta que se retuerzan, echen espuma por el hocico sin distinción de género, indiferente al hombre-mujer.
Quizá indiferencia sea la palabra adecuada. Yo soy indiferente, no llego a  egocéntrico sino indiferente a mi persona y al mundo que me rodea. Sobre esto podría escribir nubes de caracteres, pero semejante tecnología tampoco tiene  interés. 
Ahora ya pueden juzgarme como quieran, de todos modos no creo en su justicia. Solamente son lectores tal vez un poco informados por los medios de comunicación, los grandes mediadores entre humanos, interfases, antifaces, pantallas, mascarillas. Separar nuestros cuerpos para una conectividad  en la fantasmática red virtual. Ese no soy yo, antes me encuentro muerto que avatar virtual. Estamos siendo rehechos con vapores de turbia nube mediática, algunos moriremos por  tanta infocomunicación antes que la nube contaminante deje en paz el azul del cielo. 
Hoy la gente prefiere una nube de datos a la utopía y no hay minuto para arrepentimientos, al próximo difunto le fastidiaban los chillidos. Yo como ustedes estoy en el medio y la mediocridad. Ahí fondeamos todos. 
Desde este foco sin luz, como don nadie que soy estaré dando de vez en cuando algunas señas sobre variados asuntos, nada original y nada copiado, algunos sacados de la memoria y el recuerdo, algunos de actualidad como noticias y de repente un relato, fabulaciones, comentario, brindis o críticas destructoras. Intentaré alguna nota alegre, tómese esto sin promesas.
En el peor de los casos líneas de literatura a medio revisar, sin correcciones complacientes. Casi un borrador salido de algún fondo personal desconocido.  No ofrezco segundos felices, éxitos, prosperidad ni nada. Si pueden hacerlo mejor bájense del mundo porque cada vez rueda peor.  
Patético don nadie eso soy sin pena ni gloria ni identidad, falto de carácter, nunca sabré decir  yo aunque lo repita digitalmente, sin principios plenamente establecidos, a todas luces oscuro, una indiferencia más enorme que todas las nubes pluviales encima del sistema, huérfano de utopía, marginal de la oferta demanda don nadie es medio hijito de Guatemala-Xibalbá  territorio conectado a la red mundial de lo mismo. 
Qué se puede esperar de alguien así. 
Poquito a poco sabrán,  van a leerlo.