miércoles, 22 de agosto de 2012

Pussy Riot y Julian Assange en dificultades por una insignificante palabrita

En la entrada anterior señalábamos la  maliciosa alianza entre Suecia, USA e Inglaterra. Sale sobrando Australia y por eso no fue mencionada. La malicia es en torno a una palabrita que ha dado mucho para dudar: Democracia. El recientemente fallecido Gore Vidal escribió abundantemente que en  USA nunca existió la denominada democracia. Noam Chomsky también asegura que dicha sociedad está sometida a poderes financieros.  Otros más estudiaron ese fenómeno insidioso, como el sociólogo Wrigth Mills, quien describió la genealogía dominante, las familias, la élite que dicta hasta donde puede llegar el pueblo. Pero todo ese pensamiento crítico ha sido sistemáticamente prohibido en las instituciones de difusión estadounidense. Chomsky es el mas evidente en esa modalidad de censura. Por supuesto, estarán  esperando que muera, porque ya cadáver no podrá ladrar, y entonces sí saldrán elogios, homenajes y discursos fúnebres. 
De Suecia recuerdo a Olof Palme como su último hombre de rasgos democráticos. Hubo magnicidio, mataron a Palme y nadie lo recuerda. Magnicidio fue aquel hecho de sangre en suelo sueco, no fueron presunciones sobre violación sexual. Crimen político nunca resuelto judicialmente.
De Inglaterra sus crímenes y malicias están en la obra de Shakespeare. Esa isla y sus actos de traición, codicia, infidelidades cortesanas, hipocresía,  asesinatos, incestos,  eso y más puso en escena el dramaturgo británico. Acciones, aventuras y pasiones que hoy pueden verse en películas, pues aquel teatro resultó filmable y fácil de visualizar.
Las personalidades arriba mencionadas nunca hicieron propaganda sobre democracia  porque no y quizás nunca existió, aunque su retórica continúe fluyendo. Además la voz democracia arrastra  idealizaciones como derechos humanos, civiles, políticos,  individuales y sociales. Palabras, demasiadas  palabras. Así, mucho ruido y pocas nueces en los reinos y potencias citadas. El mundillo occidental se llena la boca hablando de democracia y derechos humanos, pero nunca cumplieron. Por cierto, aquí en el trópico tenemos una novela de Alejo Carpentier, El siglo de las luces, cuyo protagonista trajo la carta de los derechos del hombre y también la guillotina. Realmente sólo nos dejaron la guillotina y otros enseres similares. Lo más hiriente no son las armas, tortura y muerte, sino falsas promesas sobre democracia y derechos humanos. Hubo una época en que llegaron al cinismo de ofrecer libertad, igualdad y fraternidad.  
En lo que refiere a Julian Assange ese es su mundo de referencia. Democracia y derechos que no existen y por consecuencia imposibles de aplicar. 
La dificultad con Pussy Riot radica en que Rusia no tiene discursos sobre democracia ni  derechos humanos.  Ninguna promesa, ninguna esperanza. Allí ha existido dictadura como estilo asiático de dominación, desde los zares, Stalin, hasta el día de hoy. Extraerle una sonrisa democrática a Putin es como pedirle a Obama que se ponga serio. Putin hace discursos sobre una Rusia armada hasta los dientes para defenderse de Occidente, pero nunca ofrece democracia ni tampoco derechos. Este personaje estará en novelas de Dostoievski, Pasternak o  Solzshenintsyn. Sobresale Dostoievski con su obra irrepresentable en el cine, porque trata el nihilismo,  la culpa, Dios, el pecado, la inocencia. Al éxito fílmico de Shakespeare se corresponde un sonoro fracaso del ruso, quizá porque lo suyo son pleitos de alma.
Seguramente las tres mujeres de Pussy Riot son inocentes. Eso es insignificante en Rusia que nunca ha prometido ni democracia, ni perdonar, ni derechos humanos. Mundo oprichnina, gulag, cárceles y trabajo forzado. Todo un ejemplo asiático donde no ofrecen libertad de expresión, al contrario de los ingleses. Obviamente los rusos son honestos. Por lo menos mantienen una coherencia.  Ellos no tienen nada que cumplir, pues nada ofrecieron en cuanto a derechos, al contrario de Occidente. A estos se les fue la lengua al anunciar libertad de expresión para todos, incluido Assange. Los rusos quieren un estado poderoso, una fortaleza militar,  no una sociedad permisiva. Por eso resulta irónico que las inocentes mujeres de Pussy Riot acusen a Putín de tirano en el país de la dictadura. Como se nota, nuestra dificultad está en la democracia, esa palabra vacía  y seductora.    

jueves, 16 de agosto de 2012

Cartas secretas, mujeres y pena capital

En este país copulamos para satisfacernos un ratito, porque después la carne volverá a su tristeza habitual. Estoy hablando del animal hombre. Este dice sin eufemismos: me voy a coger esa mujer, y normalmente la posee por las buenas o las malas. Siempre habrá una dosis de violencia que satisface a la hembra. Hablo del coito del hombre sobre la mujer. Ayer, hoy y probablemente mañana será igual: una buena revolcada, gemidos universales y hasta la próxima si es que la hubiera. Aquí el acto sexual penetrante tiene bastante de violación, es parte del jardín de las delicias.
Por tales motivos, todo el fárrago occidental promulgado (Europa-Estados Unidos) son  una sarta de reglamentos burocráticos para mi mundo sexobestial: administrar la distancia y los gestos para no caer en acoso delictivo es como quedarse ciego, mudo y paralítico; tener sexo bajo consentimiento mutuo no es de civilizaciones sino de sociedades castradas; usar preservativo es para cobardes que temen morir en la arremetida. Por supuesto, nunca aceptaré tal control de mi sexualidad, porque sería mutilar estos apetitos eréctiles. Las ordenanzas antinaturales  voy a transgredirlas en Suecia, Samoa, Londres o Arizona.
De todas maneras no me creo esas pajas de la justicia sueca para extraditar a Julian Assange debido a delitos sexuales. Suecia es la cuna del amor libre, del nudismo, de las orgías, de los aquelarres, de los desfloramientos adolescentes  desde hace más de 50 años. Suecia fue la maestra mundial de las prácticas sexuales más desaforadas. Hasta nosotros aprendimos un poco las poses suecas. Si Francia hizo literatura, Suecia sigue haciendo historia sobre extravagancias sexuales. Al contrario de USA que es la letra escarlata,  fábrica de pornografía con pedazos de carne que exclaman oh God, con la misma mecánica sónica de sus chiquillas plásticas. USA es cero erotismo, porque sólo el trópico es el sexo de la tierra.
En consecuencia, las damas de compañía   que acusan a Julian son cortesanas de una mala película sueca, seguramente repudiada por Igmar Bergman. Al fin de cuentas, ni cuento de hadas, ni brujas, ni teatro ni siquiera una pasable intriga de maquiavelismo político. Sencillamente se trata de una operación al descubierto entre la puritana e hipócrita alianza de USA, Inglaterra y Suecia con el objetivo de conducir a Assange a USA para aplicarle la pena capital correspondiente a la libre expresión de sus reveladores  wikileaks. Es el viejo juicio de Salem  ahora puesto en escena global por alguna vieja histérica de apellido Clinton o de apellido Palin. Y cómo alvidar al pobre presidente Bill con su fláccido pene de 5 centímetros proyectado sobre pantalla de 42 pulgadas, mascullando entre mocos que no le habían dado chiche cuando era chiquito, y por eso requería la lengüita entrenada de Mónica Lewinski.
En estos momentos quizás Julian Assange va derecho al matadero y no sé porque me está recordando el Yo acuso escrito por Emilio Zolá. Sólo se parecen por la intriga política, por lo del chivo expiatorio, por las traiciones occidentales a la libertad del hombre. Me recuerda la farsa de los poderosos y también  la voz crítica de los intelectuales, cuando había crítica e intelectuales.
Estas palabras las he dicho con rabia e impotencia ante una acción despreciable, como corresponde a ese lamentable país al que yo siempre llamaré USA o simplemente US. Las digo porque no puedo callar, es demasiado. Las digo desde este paisaje del trópico sexual, violentamente erótico. Las aviento a la globalización que es la nada, presintiendo la humanidad que ya es casi nada.
 Una cosa final: Escucha  USA sedada por toxicomanías, con asesinos seriales bimensuales, puritana de ideología chatarra, escucha, ahora podrás darte gusto con los miembros erógenos  de Assange, darte gusto con tus modales  pornos, tecnos y absolutamente obscenos. Que les aproveche a todos los aliados la carne del hombre que desenmascaró su diplomacia de estados acabados.